Título: El burlador de Sevilla o convidado de piedra.
Autor: Tirso de Molina
Época literaria: Siglo de Oro.
Género: teatro.
Tema: donjuán.
Valores: honor, sinceridad, lealtad a la palabra dada.
DON JUAN: Vivo en vos, si en el mar muero.
Ya perdí todo el recelo
que me pudiera anegar,
pues del infierno del mar
salgo a vuestro claro cielo.
Un espantoso huracán
dio con mi nave al través,
para arrojarme a esos pies,
que abrigo y puerto me dan,
y en vuestro divino oriente
renazco, y no hay que espantar,
pues veis que hay de amar a mar
una letra solamente.
TISBEA: Muy grande aliento tenéis
para venir sin aliento,
y tras de tanto tormento,
mucho contento ofrecéis;.
No podríamos dejar de comentar, estando tan cercana la festividad de Todos los Santos y la conmemoración de los difuntos, la obra que dio origen al mito del donjuán.
Cuando se abre el telón, don Juan acaba de burlar a la duquesa Isabela, haciéndose pasar por el duque Octavio. Cuando ésta intenta encender una luz, él lo impide y ella cae cuenta del engaño. En la huída, despierta el rey y los caballeros de la corte de Nápoles. Don Juan logra salvarse por mediación de su tío, que sirve al rey, y huye hacia España. Pasará por Barcelona, Sevilla y Lebrija, aprovechándose en cada puerto de mujeres de diversa condición, valiéndose de complejos engaños. Cada vez que le reprochan su conducta, recordándole que algún día pagará por sus malos actos, él responde con la frase que hizo famosa: “largo me lo fiáis”. Pero, al fin, toda deuda termina por cobrarse. De nuevo en Sevilla se topa con la tumba de don Gonzalo, a quién había asesinado. Don Juan, que vive en una burla continua, invita a cenar a la estatua. Y aquí lo dejo, que no quiero destripar el final a los lectores más jóvenes.
Como ahora el cine o la televisión, en el Siglo de Oro el teatro era espejo de la calle y viceversa. Tirso de Molina consiguió dar inmortalidad a un tipo burlón, vividor, profundamente inmoral, ajeno a todo aquello que no sea su propio disfrute. Personaje con tanta trascendencia que ha sido recogido después en multitud de obras hasta nuestros días (Don Juan, de Molière o de Byron, Don Juan Tenorio, de Zorilla e incluso con la genial música de Mozart en su ópera Don Giovanni). En cada una de ellas el personaje acabará castigado o redimido, ajustándose a la mentalidad de la época.
Aunque de primeras espanta un poco tanto texto en verso, animo al lector a sacudir prejuicios. El teatro, en general, es muy fácil de leer: escrito para ser representado es sólo acción y diálogo, con pocas florituras de descripciones largas y explicaciones vanas. Si hay oportunidad, aconsejaría también ver al personaje sobre las tablas. Si lo encontramos fuera del escenario, recomiendo la huída.
Lourdes G. Trigo.
P.D.: dejo aquí una edición digital de trinity.edu con anotaciones de vocabulario.